Las salas de reuniones de la planta baja del Palacio de la Virreina de Barcelona, ​​donde tiene la sede del Instituto de Cultura de Barcelona, ​​presentaban unas carencias acústicas importantes que dificultaban mucho su utilización debido a un alto nivel de reverberación. Su acabado en piedra propicia mucho el rebote de las ondas sonoras.

Para mitigar este efecto hicimos instalar unos arrimaderos hasta media altura de pared que contenían lana de roca y madera para que hicieran de absorbentes. No obstante en una de las salas nos encontramos que una altura excesiva hacía que los arrimaderos de las paredes no fueran suficientemente efectivos. La solución fue romper el vector vertical acústico mediante un panel suspendido que a la vez haría de lámpara y iluminaria el espacio de reuniones. 

La lámpara es una serie de capas de contrachapado de abedul con un trasfondo de absorbente acústico. El juego de hace que el sonido se rompa y la reverberación baje.